miércoles, 22 de julio de 2015

Esto se acaba...

Todo lo que empieza tiene un final, y estamos aproximándonos al de nuestra estancia.
Escribo esto acabando el penúltimo día. Mañana nos despediremos de Seattle, y el viernes empezamos la vuelta a casa.

¿Qué puedo decir que nos ayude a resumir este período? Es difícil, y quizás sería mejor esperar a que pase un tiempo después de haber vuelto. Pero voy a intentarlo.

Cuando vinimos, el único que realmente sabía a lo que venía era yo. Mi mujer y los hijos, sobre todo, venían a una aventura sin saber lo que se iban a encontrar. Por eso para ellos fue un salto al vacío, y había una serie de miedos a vencer sobre todas las incertidumbres. Pero al final todo ha salido bien, y para todos ha sido una experiencia inolvidable.

Lo mejor ha sido la oportunidad de vivir otra cultura. En estos meses hemos podido experimentar un montón de aspectos diferentes, desde los colegios, a los hospitales, universidades, celebraciones familiares y fiestas regionales y nacionales, partidos de béisbol, etc. Experimentar otras culturas siempre ayuda a abrir la mente.

Hemos podido ver otro enfoque sobre cómo entender aspectos cotidianos. Algunos de ellos, que desde el punto de vista de Europa nos parecen obvios, aquí se ven de manera diferente. Muchos son conocidos, como las armas, pero otros menos, como puede ser el tomar café en el trabajo. De esos enfoques, la mayoría no los compartimos (hemos mantenido nuesto enfoque europeo) pero tenerlos que ver desde su perspectiva ayuda un poco a entenderlos.

El balance ha sido muy favorable para todos. Como hemos contado los niños se integraron enseguida, a mi mujer también le ha encantado vivir aquí y personalmente la experiencia en la Universidad ha sido genial. La ciudad es muy vivible, al menos el barrio en el que hemos estado. Y el entorno natural es alucinante. Como es obvio, nos han quedado muchas cosas en el tintero. Pero eso siempre pasa. Y no nos pesa.

Eso sí, aunque el balance ha sido muy positivo para todos, tenemos muchas ganas de volver. Volver a ver a la familia, a los amigos. Volver a casa, a nuestra casa. Y volver a nuestra carnicería (¡Ay, las morcillas!). Y tantas y tantas cosas...

Cuando estemos en Pamplona este período nos parecerá un sueño. Y conforme pase el tiempo recordaremos lo que aquí hemos vivido, muchas veces con algo de nostalgia, pero sobre todo recordando con cariño esta región del noroeste de Estados Unidos.

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