Hola a todos, soy Pamplonensis, la que faltaba. Empezamos.
¿Por dónde? Hay mucho y la mayoría ya lo vais sabiendo si seguís estas páginas. Iremos por el principio. Por mi principio.
No es la primera experiencia de este estilo que vivo con Navarrensis, pero hasta ahora las que habíamos tenido habían sido por Europa. Cruzar el charco siempre me parecian palabras mayores, y sin embargo, sabía que tarde o temprano llegaría el momento.
Y llegó. Se presentó la ocasión y, sopesando todo, vimos que era ahora o nunca. Y fué. Es.
Y me diréis, ¿cómo es?
Alucinante.
Todo está resultando mucho mejor que lo esperado en el mejor de los casos.
Vienes aquí con dudas y muchas incógnitas, y eso que todo ha estado perfectamente preparado por Navarrensis. Y al final todo se ha resuelto bien.
Yo he venido aquí a aprovechar la experiencia, por supuesto, pero básicamente de apoyo a todo lo que haga falta. Como me describió nuestro "patrono" el otro día que cenamos con él y su mujer, soy una "Homemaker" (¡Ojo! Que no "Housewife"). Me gustó el palabro.
Todas esas tareas arduas y aburridas en las que uno se pone a pensar que debe realizar un "hacedor de hogar" aquí resultan divertidas, bien por la novedad, bien por el reto que llegan a suponer por lo distintas que resultan.
Para empezar aquí no vivimos en un piso, tenemos una casa. Si, muy americana ella, de dos pisos más sótano, con un enorme jardín para cuidar y un gato al que alimentar. Aquí van dos de las tareas que son nuevas para nosotros. Esperamos que sobrevivan ambos.
En el sótano están la lavadora y la secadora, con mi imaginación y mi afición al cine es toda una aventura bajar a usarlas. Dan ganas de bajar cual agente Starling.
Caso aparte es el hacer la compra. Algo tan banal como eso puede convertirse en toda una odisea. Una compra de dos bolsas, que en tu super habitual no te lleva más de un cuarto de hora, aquí se puede convertir perfectamente en un ejercicio de hora y media. Afortunadamente la experiencia nos dice que se alcanza un equilibrio aceptable.
Las primeras compras en un país nuevo se complican por varias causas. La mas obvia, la disposición de los productos en los pasillos. Eso se lo puede imaginar cualquiera.
La segunda es hacerte a las marcas de los productos que necesitas. La cosa no va a mayores cuando no cambian de nombre de un país a otro. Gracias Nivea.
Cuando el nombre cambia en distintas regiones del globo puede resultar muy útil haber jugado alguna que otra partida a uno de esos juegos de adivinar logos de marcas. Cierto.
Por ejemplo, una facilita. ¿Cómo se llama alli esta marca?
Los más avispados habréis adivinado que se trata de Rexona.
Los que ya se han propuesto complicarte la vida son los que no cambian el nombre pero si el tipo de producto. Palmolive se arriesga a que aquí los españoles nos abrasemos la piel duchándonos con jabón para el lavavajillas.
Respecto a los productos frescos hay para todos los gustos. La fruta y verdura varía, obviamente, debido a las diferencias climatológicas o de latitud. En eso hemos tenido suerte.
Lo complicado aquí para nosotros es la carne. Hay menos variedad y, sobre todo, el corte es distinto. A este paso me voy a convertir en una experta en filetear pedazos de carne muy gordos. Hemos llegado a comprar filetes de lomo de un dedo de grosor. Nos falta explorar el apartado de barbacoas. La cosa promete. Informaremos.
Lo que deja mucho que desear es la parte de embutidos. Prefiero olvidar el experimento de "pork chorizo" que hemos puesto hoy a las lentejas.
Luego está el tema de costumbres y gustos, el otro día me llevó un rato encontrar una crema de avellanas (tipo Nutella, que Nocilla no encuentro nuncafuera de España). Normal. Estaban escondidas en un pasillo entre mantequillas de cacahuete de las que había al menos cuatro veces más.
Lo mejor para sobrevivir en estas expediciones es tratar de acostumbrarte a llevar la vida que llevan los aborígenes. Comer lo que ellos comen, como ellos lo comen y cuando ellos lo comen. Aprovecharás tus días y aprenderás cosas nuevas.
Para acabar no me puedo resistir a comentaros lo que todos sabéis. No hay quien se aclare con las unidades. Galones, pulgadas, millas...
y ellos retándonos:
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