sábado, 4 de abril de 2015

¡Volando juntos!

Nos encanta viajar en familia. Lo hemos hecho muchas veces, en tren, en coche, y alguna en avión, pero nunca tan lejos.

La verdad es que si comparamos las dos generaciones (progenitores vs. new generation), en ningún caso podemos llamar a los peques pipiolos, al menos, por lo que significa. Nosotros, los séniors, a su edad como mucho habíamos viajado a Francia. Recuerdo la primera vez que estuve en París, allá por el año 1981...

Nuestros hijos ya han estado en París, Londres, Bruselas, Mónaco, Italia, Suiza, Portugal y qué se yo cuantos sitios más. Para nuestra vergüenza debo decir que lo peor conocen es... España.

Lo arreglaremos.

Este post iba sobre nuestras experiencias volando juntos. De momento sólo hemos volado a Bruselas y a Londres, hace ya algunos añitos. Fue una experiencia entretenida. Ambos viajes fueron de unas dos horas, y con pipiolos (ahí sí) de 10 años para abajo,  como que no da tiempo a aburrirse.

Recuerdo en especial una anécdota con el segundo, eufórico él, que en un viraje del avión gritó a la española y todo contento: "¡Nos caemos!" como si fuera una atracción de feria. La cara de la señora que estaba sentada a su lado nos demostró que entendía perfectamente el castellano.

Ahora nos toca un viaje máaaas largo. En uno de ellos estaremos 9 horas y media enlatados. ¿Qué anécdotas tendremos?

Al menos el ánimo es bueno:

Todos están con ganas, aunque haya que madrugar. Seguro que tendremos ratos en los que nos aburriremos. Pero también seguro que lo pasaremos muy bien, y nosotros disfrutando de cómo ellos descubren el mundo.

Para este viaje hay dos factores que ayudan: los niños son más mayores, y la electrónica viene en nuestro apoyo.

Aunque en casa no hay consolas portátiles, el avión lleva su carga de juegos y pelis, y nosotros nos llevamos una tablet con comics y kindles con libros.

Ahora pensamos que esto es un caos, y una aventura organizativa. Pero la verdad es que somos unos blandos. Aventura era lo que emprendían en el siglo XIX los inmigrantes, cuando una familia era empujada, por persecución o por pobreza, a emigrar a otro continente.

Eran trasplantados a otra cultura, de la que desconocían todo. Nosotros en cambio, hemos elegido ir, y sabemos (más o menos) lo que nos vamos a encontrar. Ellos eran desarraigados, y perdían el enlace con su familia en origen. Nosotros tenemos el teléfono, los emails, los whatsapps y Skype. Ellos cambiaban de idioma, sin tener la más mínima noción anterior. Nosotros vamos "sabiendo" inglés.

Por eso no nos quejamos. Es una maravilla tener esta oportunidad. Así que vamos a disfrutarla, todos en familia, ganando en experiencias y otras culturas.

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